Para Don Haskins (Josh Lucas), su sueño siempre fue el de ganar: ganar con agallas, corazón y valor; ganar con respeto por uno mismo, y ganar incluso en contra de todas las probabilidades. Lo que Haskins no sabía en 1966 –cuando era simplemente un hombre de familia de una ciudad pequeña tratando de dejar una marca indeleble en su primer trabajo como entrenador de baloncesto universitario– es que la increíble victoria de su subestimado equipo trascendería el deporte y cambiaría no solamente su vida y las vidas de sus jugadores, sino también al país mismo. Haskins y su tenaz equipo de los Texas Western Miners estaban, sin querer, a punto de revolucionar el baloncesto y el punto de vista americano. Era todavía una época de inocencia en los Estados Unidos, sin embargo, el país estaba al borde de grandes cambios sociales cuando Haskins, durante el campeonato de la NCAA, decidió colocar una alineación titular compuesta en su totalidad por jugadores afroamericanos en el partido contra el equipo Wildcats de la Universidad de Kentucky, una fuerza aplastante compuesta enteramente por anglosajones. Haskins lo hizo para ganar. Pero su audaz decisión ayudaría a romper con las barreras de la segregación que afectaban a cada segmento de la sociedad y estableció un nuevo curso para el futuro cuando su equipo hizo lo único que pudo para demostrar quiénes eran ellos a un mundo que los observaba: jugar a morir.
martes, 6 de octubre de 2009
Camino a la Gloria
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